sábado, 27 de agosto de 2016

Un fascinante encuentro con Las Merindades de Burgos – Por Sergio Cardozo Perot

“Un lugar donde puedes encontrarme 
y del que será imposible olvidarse”

España es un país lleno de contrastes paisajísticos y cargados de historia allí por donde vayas. No sé si será por la edad, pero atrás quedaron mis veraneos de horas de sol y playa; quizás por las circunstancias, las compañías o simples cosas del destino. Si bien el verano pasado compartía en este mismo blog “Un Paseo Cultural por la ciudad de Ibiza”, este año quiero compartirte el paseo por los paisajes, arte, historia y cultura en Las Merindades burgalesas, cualquiera de ellas dispuestas a ser disfrutadas y alimentar el alma.

Un extenso relato de querido diario, que quería compartir con vosotros e invitaros a visitar cuando busques la oportunidad.


Hace algunos años fui invitado a la localidad de Oña para asistir a una representación del Cronicón, éste año volvió a repetirse y los amigos Efro y Perfe, me aceptaron para acompañarles durante la dirección de esa representación (El Cronicón AQUÍ).  Si en la primera ocasión decidí quedarme un par de días para disfrutar del maravilloso entorno de Oña, los diez días de esta segunda vez, me permitieron recorrer lugares únicos, que recomiendo sin vacilar, a todos los amantes de la naturaleza y rincones cargados de historia.

Escenas de El Cronicón a la entrada de la Abadía


Hasta 1978 pertenecientes a Castilla La Vieja, Las Merindades, es un conjunto de más de 360 núcleos de población, divididas en 27 comarcas (hoy en Castilla León), al norte de la provincia de Burgos.

En esta entrega te invito a conocer algunos de los lugares más emblemáticos de esta comarca. No están todos, pero como siempre, os dejaré enlaces relacionados, fotografías y vídeos para que puedas conocerlos e invitarte a recorrerlos cuando puedas (las temperaturas veraniegas son las más suaves por esas alturas, nevadas de continuo en invierno); eso sí, deberás decidir un centro de control y realizar un itinerario por carreteras en coche.

Algunas localidades duplican o triplican su población en épocas estivales, aunque esto no impide que puedas disfrutar de los paseos por el monte, la sierra o la larga costa del río Ebro. Llena de fiestas patronales y romerías, también tienes la oportunidad de recorrer los caminos de castillos, iglesias románicas y eventos culturales; disfrutar de sus paisajes naturales, su gastronomía y la cordialidad de sus pobladores.


Detalles más allá del margen, os presento a un acompañante entrañable de este verano: Nicolás.

¡Abrimos las puertas a Las Merindades!




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Hechos históricos escritos ya en el siglo IX, Las Merindades nacieron en el S. X por el Merindo, un representante política-administrativa de la realeza, que permitió la repoblación y defensa de territorios en aquellos primeros años de Castilla.

Las Merindades transcurren en una situación geográfica en la que se oponen su vegetación y paisaje, entre el clima cantábrico y mediterráneo. Mesetas, valles y cordilleras, otorgan una característica donde convive la vida agrícola y ganadera y en la que contrastan las escarpadas pendientes y paisajes de sembrados.

Parques y monumentos naturales, albergan en estos 45 mil metros cuadrados, un patrimonio y riquezas únicas en la península.

OÑA

Ubicada entre las comarcas de Las Merindades y La Bureba, se encuentra la Villa de Oña. Municipio que surge en las raíces en los tiempos, aunque su entrada en la historia se puede situar a mediados del siglo VIII. En el año 950, el primer conde independiente de Castilla, Fernán González, le concede sus primeros privilegios. Su nieto, el conde Sancho García, el de los Buenos Fueros, eleva el lugar al rango condal y funda el monasterio de San Salvador que pone en manos de su hija, la infanta Trigidia. Toda esta historia la cuentan todos los años sus propios habitantes en el Cronicón de Oña, y del que ya hice mención en una entrega anterior de este mismo blog (AQUÍ).


ENTORNO NATURAL

Oña es el inicio del parque natural de Montes Obarenes-San Zadornil y posee el centro de interpretación del parque, en la zona de las antiguas huertas y jardines del monasterio benedictino de S. Salvador. La casa está ubicada en la antigua vaquería del Monasterio de San Salvador, en el espacio que se conoce como la Huerta, cerrado por una muralla de 4 km., allí podrás conocer las más de 23 sendas permitidas para su recorrido por el parque en sus distintas localidades.

La declaración de Patrimonio Natural y espacio protegido, tiene su valor en los espectaculares cañones y desfiladeros tallados por el Ebro, Oca, Purón y Molinar; pero sobre todo destaca su valiosa y representativa diversidad de la vegetación, desde la atlántica (hayedos y robledales) enclavado en una zona mediterránea muy diversa (encinares, quejigares, coscojares, enebrales, rebollares, sabinares, pinares, alcornocales, etc.), configurando una encrucijada de gran diversidad botánica.

PATRIMONIO CULTURAL

El principal hito monumental de Oña es su iglesia abacial: MONASTERIO DE SAN SALVADOR. Toda una sorpresa para el visitante, por monumentalidad y la amplísima variedad de estilos artísticos aquí conservados (Románico, Gótico, Renacimiento, Barroco, Musulmán, Mudéjar, Egipcio y época romana), junto con la extensa nómina de objetos aquí contenidos (retablos, pinturas, rejas, vestidos, sillerías, sepulcros, esculturas, etc.), que la convierten en una lección de Historia del Arte.

Iglesia parroquial de San Juan. Posee portada gótica y su torre de origen románico. Su interior está presidido por un calvario medieval proveniente de la cercana localidad de Tamayo.

El Museo de la Resina de Oña, también en la plaza del Ayuntamiento y casi parte de la Iglesia de San Juan, ubicado en su Torre Medieval de San Juan, encontramos este museo de cuatro plantas que muestra el proceso de la resina desde que es extraída de los pinos hasta que se comercializa para su venta.

ENCUENTROS CON EL ARTE EN OÑA

Además del ya mencionado Cronicón de Oña, la localidad ofrece diversas opciones para disfrutar de las artes plásticas más contemporáneas.

El Jardín Secreto

Es un proyecto cultural que se lleva a cabo en Los Jardines Benedectinos, un espacio que, en el momento de la creación del Monasterio, servía como huerto, criadero de truchas, estanques, rías, y sus jardines como espacio de esparcimiento de los monjes.

Éste, hasta ahora oculto lugar, sirve ahora como lugar de esparcimiento y cada año sus instalaciones sirven para que, artistas consagrados, nóveles o colectivos de inquietos por el arte, ceden sus obras creadas para la ocasión e integradas en este recorrido natural e histórico.

Más de cuarenta obras de pintura, esculturas, fotografías, tapices e instalaciones, recrean al visitante, el camino a este verdadero paraíso, en el que puedes llegar hasta la pequeña ermita de Santo Toribio o un mirador desde donde se pueden apreciar las vistas de toda la comarca.

El Colegio Máximo

En lo que fuera la antigua universidad jesuita y hoy una importante biblioteca, con sede de otras dependencias, también pudimos recorrer una estupenda exposición colectiva, con muchas obras creadas por los propios habitantes.

Fundación Castresana


Es una entidad, que se dedica a la protección de la tercera edad y la infancia, y en el inmueble ubicado en el número cuatro de la calle del Monasterio, permite albergar actividades socioculturales.

Allí encontramos una excelente exposición “Memorias” del artista Cándido Pérez Palma.




Puentedey

Camino hacia Ojo Guareña, nos encontramos con “El Puente de Dios”, una localidad situada el partido judicial de Villarcayo, Ayuntamiento de Merindad de Valdeporres. Con un paisaje que deja sin palabras. 

Una pequeña senda donde, con tiempo, puedes disfrutar también la Parroquia de San Pelayo, el Palacio de los Porres y la cascada de la Mea, hacia las afueras.


Ojo Guareña

Un paseo para todos los sentidos y sensibilidades, por su naturaleza por su historia y por la paz que puede respirarse, si eres de los disfrutan de los paseos pasito a paso.

Ojo Guareña es un complejo kárstico declarado Monumento Natural en el año 1996. Los hallazgos arqueológicos en la zona indican que los sistemas de cuevas fueron utilizados por el ser humano entre el Paleolítico medio y la Edad Media.

Aunque tiene varias entradas, nuestro destino era la ermita de San Tirso y San Bernabé (la imagen más conocida del Monumento Natural de Ojo Guareña), y es una de las 18 cuevas que forman parte del complejo kárstico más grande de España.

Según nos cuenta la web Asturnatura: “La ermita, que aprovecha la entrada a la cueva y está cerrada al exterior con sillerejo, data para algunos de los siglos VIII-IX pero otros la sitúan en el siglo XIII. Sin embargo, es muy posible que el lugar fuera aprovechado durante el paleolítico, como podrían sugerir las pisadas y representaciones artísticas parietales que aparecen en numerosas salas y galerías del complejo. En su tiempo también podría haber servido como eremitorio y seguiría evolucionando hasta acabar siendo la ermita actual. Al principio estuvo bajo la advocación de San Tirso, y es en el siglo XVIII cuando reúne las dos advocaciones, la de San Tirso y la de San Bernabé. Por esto en el altar se encuentra una talla de San Tirso del siglo XIII. Toda la bóveda natural de la ermita se encuentra cubierta por pinturas que narran los martirios de San Tirso y también sus milagros, realizadas en los siglos XVIII y IX”.

Actualmente puede visitarse la zona de la ermita, aunque hay que esperar alguna cola de turistas ávidos; también se puede realizar una visita guiada por todo el complejo interior de las cuervas, de hora y media de duración, al módico precio de 18 euros (aunque te facilitan el vestuario adecuado para hacerlo). Una visita que decidimos dejar para realizar con más tiempo en nuestras agendas.

Sin embargo, llegar hasta este escapado territorio, depara al visitante un paseo por lugares con una naturaleza y paisajes indescriptibles; que un transeúnte como yo y mi acompañante Nicolás pudimos disfrutar con verdadero placer.

Frías

Los paisajes de La Merindades burgalesas, camino de paso entre los montes cantábricos y los vascos, no repara en sorpresas en los paisajes que puedes encontrar en su recorrido.

Antes de llegar a esta localidad, nos encontramos con la Ermita de Santa María de la Hoz, con un puente romano que cruza las orillas del río Molinar, que desborda en sus cascadas dentro de la población, cubierta de huertas y calles empedradas de Tobera.

El sol, incuba las temperaturas que uno puede disfrutar en la estación estival, sabiendo que, en la época invernal, aquellos serán otros paisajes y otras formas de vivir de sus habitantes. Lo delantan las apiladas reservas de leña delante de sus casas y las prominentes chimeneas que asoman en sus techos. Pero el paraje rebosa de color en sus jardines y en sus huertas.



Frías es quizás, una de las localidades más visitadas y conocidas de estas merindades. La imagen que se descubre al llegar, es imponente con sus casas colgantes y sobre todo por su castillo, que emerge con su torre desde un terrón de piedra.



Cargada de un pasado lleno de historias en esta comarca, es uno de los pueblos mejor conservados del estilo medieval. Al borde de sus murallas se encuentra en el Valle de Tobalina, y aún conserva un puente romano sobre el río Ebro.



Medina de Pomar

Medina de Pomar es el municipio más extenso y poblado de la comarca de Las Merindades, y su entorno se caracteriza por los paisajes ribereños de los ríos Nela y Trueba o Salón, los escarpes de la sierra de la Tesla, los pinares de Losa, y los llanos dedicados al cultivo.

Destacan a lo lejos, desde la carretera, las dos grandes torres de El castillo de los Velasco, o alcázar de los Condestables de Castilla (S.XIV), hoy recinto dedicado al Museo de las Merindades.

Contrastan enormemente la parte de nueva construcción con el camino por la Calle Mayor, en la que asciende paulatinamente al entramado de calles medievales, en donde se pueden visitar iglesias, conventos y grandes casas señoriales blasonadas de distintas épocas.

Dejamos aquí el viaje por Las Merindades, con muchos sitios aún por conocer y con la esperanza de volver por tan preciosos paisajes cargados de historias.


Cellorigo

No puedo dejar de mencionar una escapada que hicimos con el amigo conductor y que deseaba conocer, todo un descubrimiento.


Al pie de los Montes Obarenes, se alza este pequeño municipio perteneciente ya a la Comarca de Haro, de la provincia de La Rioja. Las calles empinadas de Cellorigo o Cellórigo (esdrújulamente denominaba antaño), nos conducen hasta la Iglesia de San Millán.


El edificio fue construido en sillería en la segunda mitad del siglo XV, ampliado en los siglos XVI y XVIII, y que sus habitantes van manteniendo y restaurando según pueden. En el entorno de la iglesia se encuentra un mirador de piedra, “El púlpito de La Rioja”, desde el que la vista se pierde en una extensa llanura con sus pueblos a los pies, bordeada en el horizonte por la Sierra de Cantabria, la Sierra de la Demanda.



A punto estaba de celebrarse una gran boda y nos permitieron recorrerla casi a hurtadillas. Allí quiso el azar que conociéramos también a un vecino lindante de estos horizontes y que nos invitó a conocer su casa.

Nada más y nada menos que el artista Luis Guinea, que, habiendo restaurado un palacio, hizo allí su casa y taller, en donde además pudimos apreciar su extensísima obra pictórica, con verdaderas joyas copistas de grandes maestros. ¡ASOMBROSO!



Antes de despedir la entrega, dejaré para l@s más curios@s por conocer estos parajes, algunos videos o documentales sobre la zona y de todo lo que queda por seguir disfrutando.








Gracias la oportunidad y buena compañía de los queridos Perfe y Efro, los bailoteos de Berta y Carolina y la opípara comilona de judiones y costillas de Álvaro y toda la familia. Un cariño muy especial a los amores caninos del pequeño Nicolás.

Espero que hayas disfrutado del paseo y hasta la próxima entrega. Sergio


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A todos los que trabajan y hacen posible la danza, el arte y la cultura, muchas gracias.
Hasta el próximo paseo y gracias por visitarnos.

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